Al final de la II Guerra Mundial, en 1945, el índice de natalidad en Japón se disparó por las nubes, dando lugar a lo que se conoce como el baby boom de postguerra. Los años pasaron raudos y tuvo lugar la reconstrucción del país, el milagro económico, el desarrollo industrial y tecnológico… Todo se fue sucediendo hasta llegar a 1965. En ese momento, la enorme generación del baby boom se encontraba entre la edad juvenil y la edad adulta. Una gran masa de personas que se convirtió en la primera generación en la que la muerte, de una forma u otra, no planeaba sobre sus cabezas. Una generación totalmente despreocupada que quería disfrutar de su momento. Jóvenes adultos interesados en vivir la fiesta, la cultura, la noche, las relaciones, todo a su manera y adaptándolo a su pensamiento moderno. Una tremenda masa social que huye de “lo de siempre”, que busca entretenimiento de calidad y que, sobre todo, quiere alejarse de la forma de hacer de sus mayores.
En 1965 Bunjin Shimizu, Bunchan para los cercanos, está en la cabeza del equipo que edita la revista para adultos Manga Story de la editorial Futabasha. Hombre de calle y observador empedernido, Bunchan siente que algo está cambiando en la sociedad. No sabe lo que es, pero hay algo en el ambiente que le dice que hay que dar un golpe de volante en la línea editorial. Todo cambio necesita locos y suicidas, así como artistas que estén a la altura y puedan aportar un estilo fresco y novedoso. Sabe que si se equivoca le costará su puesto de trabajo, pero también sabe que su olfato no le engaña y que la dirección que quiere tomar es la acertada. Es así, gracias al equipo de locos visionarios reunido por Bunchan, como empieza a gestarse la que sería la primera revista semanal de manga seinen (jóvenes adultos) de Japón.
La renacida editorial Mangaline Ediciones publica “Losers” de Kôji Yoshimoto en un solo volumen de 580 páginas. El título lleva el añadido de “El nacimiento de la primera revista semanal de Seinen en Japón” y no lleva a engaños, pues esa es la historia que nos quiere contar: la concepción, gestación y parto de lo que fue (y es) la revista Manga Action. Publicado en rústica con sobrecubiertas a todo color, la traducción corre a cargo de Marc Bernabé. El volumen “Losers” de Mangaline Ediciones incluye, además del manga, un colofón formado por entrevistas a Monkey Punch (Lupin III) y a Baron Yoshimoto, dos de los pilares principales que sustentaban la revista con sus obras, una cronología que compara los hechos más destacados en Japón en paralelo a los sucesos que estaban teniendo lugar en la editorial Futabasha y las efemérides más importantes del mundo del manga que tuvieron lugar en esos años. El libro se cierra con un epílogo del propio Kôji Yoshimoto narrando su experiencia dibujando este pedazo de historia del arte gráfico secuencial.
“Losers” es un cómic que habla de cómic. En él se muestran los entresijos, el inmenso trabajo, dolores de cabeza, ambiente de la redacción y la dedicación a jornada completa de los editores para crear y tirar adelante una revista semanal de manga. Las tensiones por los retrasos de las entregas de los artistas, la búsqueda desesperada de nuevos autores y colaboradores, la relación entre editor y artista, las noches en vela, las promociones, la publicidad… todo lo necesario para hacer un producto atractivo para el gran público queda plasmado entre sus páginas.
La narración es apasionante y se nota el ejercicio de documentación realizado por el autor. Datos precisos, hechos constatados, anécdotas cotejadas, influencias recibidas, reveses y aciertos… todo lo que nos cuenta Yoshimoto está corroborado por sus protagonistas, convirtiendo “Losers” en un documento único. Su estilo es directo y muy narrativo, convirtiendo un pedazo de historia en una aventura épica y en una lucha contra las dificultades. El estilo de dibujo es harina de otro costal. No voy a decir que no es un buen dibujo, porque no lo es, pero sus personajes parecen estar algo acartonados y faltos de expresividad. Las expresiones faciales parecen forzadas y no transmiten con la intensidad deseada. Afortunadamente, todo esto queda sobradamente compensado por la gran capacidad narrativa del autor.
Un punto aparte es la calidad del volumen. Esta edición de Mangaline Ediciones chirría por todos lados. El formato de tapa blanda lo han tomado al pie de la letra y el cartón utilizado para la cubierta parece cartulina de manualidades infantiles (suerte de la sobrecubierta que la protege). Las páginas en color parecen couché de revista y el papel usado es de muy bajo gramaje y con cierta tonalidad gris. Las páginas tienen cierta transparencia dejando entrever la tinta de la otra cara y ciertos textos, los que no están encasillados en sus correspondientes bocadillos, son difíciles de discernir del resto del dibujo. Textos explicativos sobre la acción que está ocurriendo en ese momento que muchas veces no se ven y el lector se los salta porque simplemente no los ve. Estos textos están impresos con la misma intensidad que el resto del dibujo. Pero el mayor problema que arrastra esta edición de “Losers” es el temido moiré. El moiré es un efecto que hace que ciertas tramas sean interpretadas de forma diferente por la imprenta i, por lo tanto, plasmados de forma errónea sobre el papel, creando una serie de figuras que no existen en el dibujo original que se repiten de forma regular a lo largo de la trama “malinterpretada”. Este error se corrige con un buen trabajo de preimpresión que, en este caso, brilla por su ausencia.
“Losers” es una historia magnífica metida en un mal envoltorio. Una narración apasionante que nos llevará a conocer las anécdotas más importantes de grandes autores del manga seinen y de la creación de una de las revistas insignia de esta demografía. El cómic en nuestro país siempre se ha publicado usando criterios de excelencia y no estamos acostumbrados a estos estándares tan bajos de calidad. Es verdad que en otros países con más tradición en la edición de cómics, como por ejemplo Francia o Bélgica, se utilizan estándares de calidad como el de esta edición de “Losers” y no pasa nada, pero aquí estos criterios se verán siempre como una edición pobre y de dudosa factura.
Albert Solé Jerez
www.japaniums.blogspot.com
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